TODO TIEMPO PASADO .... FUE........

No todo fue mejor en el pasado, pero fue.......

Lo mejor es recordarlo con alegría y no como algo que no volverá a ser nunca más........ todo vuelve...... transformado pero sigue ahí......... Descubrámoslo


viernes, 26 de noviembre de 2010

moda de los 50

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Carreras de autos

Primeros autos, primeras carreras


El primer vehículo autopropulsado a motor llego al Puerto de Buenos Aires en la última década del s. XIX. En 1900 se corrió la primera carrera, y 1905 ya el parque automotor de la ciudad alcanzaba las 2000 unidades. Era sólo el principio de una verdadera pasión...
Una familia aprecia el auto de Turismo de Carretera que perteneció a Anrea Vianini,  en le Museo del AutomóvilSe ha especulado con que la trascendencia del automovilismo en Argentina tal vez se origine de la combinación de la tradicional afición del criollo por los caballos y la fuerte inmigración italiana, país donde el diseño de motores y autos deportivos alcanza sus expresiones máximas. Lo cierto es que los comienzos de la actividad están profundamente ligados a la ola inmigratoria de fines del s. XIX.

El primer vehículo terrestre autopropulsado que llegó al país fue un triciclo a motor de bencina Dion Bouton, importado por un porteño acaudalado, Dalmiro Varela Castex, el mismo que poco después trajo un verdadero automóvil, esta vez un Decauville de dos cilindros, y hacia 1892 un Benz a caldera. Un poco más adelante, en 1897, un señor de apellido Fehling importó un Daimler monocilíndrico. Dos de los más conspicuos representantes de la elite aristocrática de aquel entonces, Marcelo T. de Alvear y el Aarón de Anchorena, fueron los protagonistas del primer duelo automovilístico del que se tengan referencias en el Río de la Plata, disputado exclusivamente entre ambos en 1900, sobre la pista del Hipódromo Argentino, entonces ubicado en el barrio de Belgrano. Según datos de la Aduana de Buenos Aires, hasta entonces habían entrado al país apenas nueve automóviles.

Estas máquinas causaron tanta admiración como expresiones en contra, en una Buenos Aires que quería ser tan moderna como las grandes ciudades europeas, pero que todavía cultivaba un estilo de vida provinciano y bastante pacato. La modernidad se impuso con fuerza, sin embargo, y en 1903 unos 300 automóviles circulaban por las calles de la ciudad: vehículos a caldera, eléctricos y con motores a explosión. Y serían 2000 apenas un par de años después.

El rotundo éxito, sin embargo, no iba acompañado por la infraestructura ni los servicios. Salir de la ciudad era una verdadera odisea, pues los caminos, cuando los había, estaban preparados apenas para el paso de carros y caballos. Y la avería de un motor era otro desafío, pues las reparaciones se realizaban en contados talleres particulares, y muchas veces de forma artesanal, o casi improvisada. Estas fueron las razones por las que en 1904 se fundó el Automóvil Club Argentino (ACA), inspirado en entidades similares como las que ya funcionaban en Francia (1895), Inglaterra (1897) ó Bélgica (1896). Todas, a su vez, eran seguidoras del ejemplo del Automóvil Club de Mónaco, constituido en 1890.

El automovilismo ya atraía multitudes y despertaba fervores incondicionales. Uno de los primeros ídolos de la especialidad fue Juan Cassoulet, quien triunfó en la segunda carrera de la historia argentina, otra vez en la pista de caballos de Belgrano, sobre cien metros y con la participación de siete pilotos. Con un auto Rochester que llegó a la meta envuelto en llamas, Cassoulet terminaría imponiéndose al no menos competitivo Alvear.

Pero deberían pasar dos años más para que los porteños volvieran a entusiasmarse con una nueva competencia automovilística. El domingo 9 de diciembre de 1906 se corrió la primera carrera sobre ruta de Sudamérica, desde el barrio de Recoleta al Tigre Hotel, por el Camino del Bajo (hoy Av. Libertador), para máquinas de hasta cuatro cilindros. Largaron 23 automóviles, de 19 marcas diferentes, con sus respectivas tripulaciones, ansiosas por ganar los mil pesos que había en premios. Se considera a esta carrera el origen de la gran prueba que pasaría a denominarse “Gran Premio Nacional” y después, “Gran Premio de Carretera”, antecedente directo del “Gran Premio de Turismo de Carretera”, la prueba de ruta más importante, recordada y extensa de la Argentina y todo Sudamérica.

El último auto de Turismo de Carretera piloteado por fangio en el Gran Premio de la república Buenos Aires-Caracas (1948)Pero hasta que esta categoría se consolidara, se sucedieron numerosas competencias sobre cuyos trazados originales se crearían las rutas que hoy conectan a Buenos Aires con Rosario, Mar del Plata o Córdoba. Por ejemplo, el “Gran Premio Argentino de 1910”, que se largó desde la mismísima Plaza de Mayo, frente a la Casa de Gobierno, con meta en Rosario para la primera etapa, y en Córdoba para la segunda. Cuatro años más tarde se concretó la segunda edición de la prueba, y en 1916, la tercera.

Hacia 1910 existían en todo el territorio nacional 4856 autos, aunque la red vial era todavía muy primitiva y se pasaban penurias para viajar en auto fuera del ejido urbano. Aún así, las competencias de largo aliento, que unían Buenos Aires con Bahía Blanca, Mar del Plata o Córdoba, eran seguidas por toda la población. Pero la práctica de este deporte todavía quedaba reservada a una elite. Poco a poco eso fue cambiando, a medida que también bajaban los costos de las máquinas y el automóvil se iba popularizando como medio de transporte.

lunes, 22 de noviembre de 2010

LAS GRANDES ORQUESTAS DE JAZZ

Big Band. Gran espectáculo. Obra de arte del músico, del improvisador cuyo instrumento es la pluma y el papel pautado. De ahí nace el arreglo, el verdadero corazón de la orquesta de jazz. La incorporación del jazz al entorno de una gran orquesta desencadenó un efecto de  volumen y  color,  de variedad e impacto visual y auditivo, que eran ideales para la finalidad primigenia de esta música: el entretenimiento y  el baile, en ocasiones en grandes salas ruidosas y atestadas. El arreglo corre paralelo a la improvisación de los grandes solistas, enriqueciendo y matizando su discurso, espoleando su creatividad, aún cuando reduzca drásticamente su espacio vital.  
     Cada periodo del jazz ha tenido su versión orquestal.  Es cierto que la gran era de la big band se produjo entre finales de la década de los años treinta y hasta mediados de los cuarenta, aún cuando el abrumador éxito comercial de las grandes orquestas blancas en esta época, ahogó la figura del solista de jazz, constreñido a arreglos claustrofóbicos que poco o ningún espacio dejaban para la improvisación. La segunda guerra mundial y la posguerra, vieron el zénit, decadencia y fin de la era de las grandes orquestas. El nacimiento de jazz moderno, del be-bop, acabó con su reinado. Pero incluso en cada una de las etapas del jazz moderno, florecieron brillantes adaptaciones al contexto orquestal. No se puede ignorar, sin embargo, que pocas orquestas de Jazz se mantienen hoy en día en la carretera, los costes de una banda de estas características no son ajenos a este fenómeno. No obstante, la historia de las grandes orquestas es en gran medida la historia del Jazz y tenemos la fundada esperanza de que mientras haya jazz, habrá una big band.
     El equipo de redacción de nuestra página, en pleno, ha preparado para vosotros una selección de lo mejor del género. Algunas de los grandes registros históricos de estas personalidades excepcionales que arriesgaron familia, fama y fortuna para ofrecernos puro espectáculo. A ellos va dedicado este especial. 
LOUIS ARMSTRONG - The Big Band Recordings (1.930-1.932)
Sobre los arreglos siempre mejorables de una big band que suena a naftalina, se alza brillante, fresca y moderna la trompeta de Satchmo, jugando con las melodías en un nuevo lenguaje sincopado, sembrado de improvisación y swing, firmando de forma definitiva la defunción de una era musical e inagurando otra en la que el solista, libre e independiente, reinaría durante décadas. La banda no importa, sus nombres se han olvidado. Es tan solo una excusa, un instrumento para acreditar su triunfo sobre la antigüedad, sobre el pasado. 
DUKE ELLINGTON : COMPLETE COLUMBIA & RCA VICTOR SESSIONS WITH BEN WEBSTER FEATURING JIMMY BLANTON. CENTENNIAL EDITION.  


Si comienzo a escribir sobre Edward Kennedy Ellington quizá no sepas de quién hablo. ¿Pero a que  si lo hago de Duke Ellington sí?. Y es que Duke (apodo puesto por sus compañeros de clase por su elegancia), es un icono imprescindible de la música, y no sólo hablo del jazz. Duke fué fundamental en la música del siglo pasado, y su gigantesca influencia prosigue, incólume, hasta hoy. Y no iba a ser músico, fíjate, quería ser dibujante, y tenía aptitudes para ello. Pero mientras estudia, Duke, de una familia de la pequeña burguesía del Washington de las primeras décadas del siglo 20, comienza también a tocar el piano. Conoce el  ragtime y el stride pasando por el jungle, olvida totalmente su interés por los lápices y se dedica plenamente a la música que le quema la sangre. Duke hierve de creatividad, forma su primer grupo, The Duke’s Serenaders (luego The Washingtonians) y durante 3 años recorre Nueva Inglaterra hasta recalar en Harlem, su campo de aprendizaje y entrenamiento. Toma el mando de la orquesta, contrata músicos a su gusto y hay un cambio significativo: Su nuevo grupo es Duke Ellington And His Famous Orchestra, que será orquesta fija del legendario Cotton Club entre 1927 y 1938, totalmente inmersos en el fenómeno jungle. Y les reforzarán 4 músicos impresionantes: El clon de Duke, Billy Straihorn, el legendario Ben Webster, el no menos destacado Harry Carney, su músico más leal, unido a Duke hasta la muerte misma, y el contrabajista definitivo, crucial en su música, Jimmy Blanton. Y ésta, ya para siempre, estará llena de su signo distintivo: una elegancia infinita. Y en éste estuche de 4 cd’s con un sonido cuidadísimo, aún en los temas más primitivos, se ha procedido a una esmerada remasterización, que devuelve toda la increíble pujanza de la banda en aquéllos tiempos. Recoge parte de los temas grabados por 3 formaciones de excepción: la de Duke y otros grabados con las orquestas de Rex Stewart y Barney Bigard, en riguroso orden cronológico.

El primer Cd muestra los temas iniciales, de 1.935 a 1.940. Y desde el comienzo caes bajo el hechizo que emana de éstas bandas. Con facilidad apabullante te sumergen en aquél añejo, polvoriento, delicioso sonido, a veces primitivo, que tanto nos acompañó en viejas grabaciones, películas, documentales... es el sonido, y no, no me refiero a Getz. Es ésa música cruda de las primeras grabaciones, ocasionalmente cantadas, sin grandes alardes en calidad de sonido pero de fuerza tremenda en la música, y donde destaca un joven Webster. Y captamos la majestuosidad de ésta formación cuajada de rutilantes estrellas puesta de manifiesto sobremanera en los cortes lentos, que sólo dioses como Duke o Webster bordan como nadie, donde el sonido se halla aquilatado, cuidado hasta el más mínimo detalle, y donde mejor exponen su sonido suntuoso, de textura sedosa e increíble belleza. Interpretados con delicadeza  infinita, ésos temas bellísimos, como la niebla, se deslizan suaves ante ti, como Cotton, Accent on youth o la maravillosa Solitude con fabulosos trabajos de Duke, Ben e Ivie Anderson, la sofisticadísima belleza de Mood indigo, uno de los mejores temas de Duke, cantada de un modo absolutamente seductor por Ivie, y ésa orgía de vientos en Sophisticated lady con un duelo Carney – Hodges antológico, o ése Concerto For Cootie con un excepcional trabajo de ¡cómo no! Cootie Williams o la siempre grata presencia de la inconfundible Never no lament o el fascinante Dusk, un bellísimo blues.,... aunque, claro, también destacan los números rápidos, pues si Duke lo desea, pueden sonar como un volcán en erupción, de alegría contagiosa, como en Truckin’, In a jam o Cotton tail. Y, por supuesto, la sangrante versión de Stormy weather te estremece hasta la médula, entonces y hoy. Y mención para Blanton, excepcional contrabajista cuya labor es magnífica.
              
            El segundo Cd se dedica a 1.940. Ha transcurrido el tiempo. El sonido es más cuidado, como vemos en A portrait of Bert, auténtico aluvión de solos con un papel preponderante de Bigard. Muchos temas, de belleza extraordinaria y un mayor cuidado en los arreglos, poseen un ambiente tan calmo que te descolocan, como My sunday gal, All too soon, que pese a su sonido muy castigado, es una pieza bellísima, con un solo excepcional de Webster o My greatest mistake, otro dúo para la eternidad, con una fantástica hermandad, que no duelo, entre Bigard y Webster. Sepia panorama contiene muchos solos excepcionales, entre ellos de Blanton, tan solista como cualquier otro. Temas como Rumpus in Richmond o Harlem air-shaft te llenan de una alegría contagiosa, la conocidísima At a Dixie roadside diner cantada con absoluta convicción y brillantez por Ivie, el fantástico exotismo de Lament for javanette. In a mellotone ya vale medio cd, y The flaming sword, muy hispano, contagioso,  contiene otro gran dúo, Tizol contra Bigard, que ganan los dos. Y pese a que Webster toca en todos los temas, no sólo él puede lograr solos insuperables, pues también oirás a Carney, Johnny Hodges, Otto Hardwick y Bigard,... todos ellos con un sonido especial, distintivo, que contribuyen con solos fuera de toda medida a ése sonido único de las formaciones de Duke.

Tercer Cd y años 40 y 41. Podrás oír aquí algunos de los más bellos y antológicos temas que el jazz (y Duke) crearon , el sonido del que tantos, ayer y hoy, han bebido. Éste disco es historia, sin duda, pero también música maravillosa que llena sin barreras una mente abierta y un cuerpo dispuesto. ¿Un fallo?. Algún tema vocal es demasiado almibarado, pero ¿qué hay de malo en algún pequeño fallo frente a ésos desarmantes 88 temas rozando (y muchos logrando) la perfección?. Aquí las sordinas braman, y oyes algún tema de raíces hispánicas, que muestran el corazón latino de Duke, como Moon over Cuba. Blue Serge te clava al asiento, especialmente, el solo estremecedor de Webster, After all te deja un nudo en la garganta, con Hodges y un solo definitivo, y en Bakiff, Ray Nance demuestra que sabe usar el violín tan bien como la trompeta, en un tema lento para soñar. Just and sittin’and a rockin es una factoría de solos de altísimo calibre, donde todos los grandes solistas tienen su momento estelar, The Giddybug gallon es otra carrera con el diablo, un descenso desfiladero abajo y sin frenos. Y I got it bad es una bellísima balada, de ésas en que la voz, chocolate caliente, derretido, de Ivie, apoyada por el saxo casi lujurioso de Hodges te lleva al éxtasis,. ¿Y la gran versión de Flamingo, y....?

El cuarto y último Cd, con temas del 41 y 42, comienza con 2 temas de Rex Stewart, fuertes, excitantes y con un toque de misterio que muestran que Duke y Ben se mueven con igual soltura y elegancia en el formato reducido de 7 músicos de la orquesta de Bigard o de Stewart como en la formación clásica de su misma big band de 17 miembros con resultados igualmente brillantes. Su esfuerzo conjunto logra resultados espectaculares que, a lo largo de todos los cd’s te llevan a un estado de felicidad musical. Pues ésto es todo y más de lo que esperas de una big band, quizá la big band definitiva. Mención aparte para los cantantes: la gran Ivie, indispensable en los temas cantados, donde logra una altísima cota, llegando a estremecerte, como en la desgarradora Stormy weather, y Herb Jeffries, quizá algo engolado para los gustos de hoy pero sin duda altamente efectivo hace 65 años, y atención especial a los temas cantados por Nance. Y también oiremos a la mano derecha de Duke, el gran Straihorn, excepcional pianista, como Duke. Y oye el estremecedor Moon mist, con un violín de Nance que destila melancolía en estado purísimo, la elegancia extrema de arreglos y temas, la espectacular belleza de todos los solos, en especial, ¡cómo no!, Webster, y destacar el brío, casi ferocidad, la brutal energía con que afrontan temas como Johnny come lately, o el sentimiento, casi ternura con que abordan temas tan hermosos como Sentimental lady, con los solistas tremendamente inspirados... algunas de las mejores formaciones de Duke están aquí, y destilan oro y seda.

Obra fascinante que revisa la historia de una banda histórica en su, quizá, mejor momento, 1935-1942, saturada de magníficos solos de algunos de los mejores músicos de jazz de todos los tiempos, como Duke, Webster, Hodges, Carney, Williams... de calidad tal que colma todas las expectativas, con un bagaje creativo enorme. Y los temas. Muchos son de lo mejor de Duke, otros no muy conocidos y hasta alguno desconocido. Pero entre tanta joya, están ahí Mood índigo, Stormy weather, Sophisticated lady, Conga brava, Cotton tail, Sentimental lady, Concerto For Cootie, Blue Serge y tantos otros. No busques más: Todo lo que es y debe ser una big band está aquí, y son el paradigma de cómo debe sonar. Formación de lujo, solistas de ensueño, temas imposibles, inmortales desde el momento de su concepción y un período (1935 – 1942) que probablemente abarca lo mejor, lo más granado de las formaciones míticas de las grandes big bands. Ésta música apabullante puede llenar cualquier momento de tu vida. Es para ti, es el sonido del viejo jazz, fragante, tan excitante hoy como en el día en que se grabaron.


sábado, 20 de noviembre de 2010

Los años 30

Años 30

La elegancia fue la premisa fundamental de esta década. Destacan las siluetas femeninas y las prendas entalladas
Realización: Lucía Villalón
MARLENE DIETRICH (1935)

Buenos Aires... qué tiempos.........!!

La época de oro


El esplendor de la década del ´20

Empiezan a surgir las orquestas típicas (integradas por tres o cuatro bandoneones, tres o cuatro violines, un piano, un contrabajo y un cantor de “estribillos”). El tango crece y se expande de la mano de sus directores, músicos y compositores como Francisco Canaro, Roberto Firpo, Juan Maglio, Osvaldo Fresedo y Julio de Caro; de sus poetas: Celedonio Flores (con sus marcados versos lunfardos) y Pascual Contursi (el autor del primer tango canción). Es el Confitería, salón de bailemomento en que el tango comienza a transformase en una “música mayor”.  Surgenobras inmortales como “Quejas de bandoneón” de Juan de Dios Filiberto, “Flores negras” de Francisco Canaro, “Tierra querida” de De Caro, y las obras de Arolas, de Greco y de Agustín Bardi, entre otros.
Sin embargo, hasta ese momento era muy mal visto por las personas de “buenas costumbres” que, escandalizadas por el desparpajo y la sensualidad de su danza, lo consideraban un género menor ligado a costumbres non sanctas y a personajes de baja “calaña”.
Es recién en la década del ´20 cuando estalla en popularidad y penetra en todas las clases sociales especialmente cuando la clase alta, tan atenta a las tendencias parisinas, comienza a observar el fenómeno que produce el tango en Paris. Era la época de la Belle Epoque, cuando el romance de ida y vuelta entre Buenos Aires y París estaba en su esplendor. Mientras Buenos Aries seguía las tendencias impuestas por la capital europea en el estilo de las construcciones edilicias, en la moda, y en el intento de “adoptar” algunos de sus modales y costumbres, el tango triunfa en París con la llegada de algunos de los músicos y directores de orquestas típicas más representativos del momento.
Después del impacto del tango en Francia, comienza a ser adoptado por todas las clases sociales,expandiéndose hacia todos los rincones de la ciudad de Buenos Aires. Es el protagonista de los teatros, los cabarets, los salones de baile, los clubes, la radio, los bares y el cine, este último gracias especialmente a Carlos Gardel.
Es a través de  sus películas que el tango llega primero a Nueva York, luego a toda América y de allí al mundo entero por la seducción que ejercen el  carisma, la pinta, el estilo y particularmente esa voz única de “El gran zorzal criollo”, con que marcó al tango para siempre.

La década del ´30

Ya hacia fines del ´20 aparece en escena un poeta muy particular. Enrique Santos Discépoloconsiderado el “gran cronista social del tango”, quien con su estilo de poesía directa describió descarnadamente tanto los dolores, pesares y bajezas del hombre como la desesperanza social. Y si bien su pluma fue fundamental en la historia del tango, su definición del mismo era “ese sFileteado de Carlos Gardelentimiento triste que se baila”.
Su obra se hizo eco de la crisis del ´30 que hizo estragos en nuestro país dentro del marco internacional de desconcierto, enfermedades, escasez y pobreza en lo que fuera la antesala de la segunda guerra mundial. Es su tango “Yira yira” el que describe como nadie lo hizo esa desesperanza en la que se encontraba sumergido el hombre de ese tiempo.
“Cuando la suerte que es grela, fayando y fayando te largue parao, cuando estés bien en la vía, sin rumbo, desesperao, cuando no tengas ni fe, ni yerba de ayer secándose al sol. Cuando rajés los tamangos buscando ese mango que te haga morfar la indiferencia del mundo que es sordo y es mudo, recién sentirás: VERAS QUE TODO ES MENTIRA, VERAS QUE NADA ES AMOR, QUE AL MUNDO NADA LA IMPORTA, YIRA YIRA... AUNQUE TE QUIEBRE LA VIDA, AUNQUE TE MUERDA UN DOLOR, NO ESPERES NUNCA UNA MANO, NI UNA AYUDA, NI UN FAVOR”.   
En 1935 en un accidente de avión en Medellín, muere Carlos Gardel  y todo parece silenciarse. Sin embargo, su voz se inmortaliza para siempre y lo transforma en leyenda porque aún hoy nadie discute a sus más fieles seguidores que “cada día, canta mejor”.
Entre la crisis social y económica y la desaparición del “más grande de todos los tiempos”, el tango parecía atravesar un período de espera. Pero se  estaba gestando en realidad, una década de gloria. 

La edad de oro del tango: la década del ´40

La llegada de los años´40 marca la época de oro del tango con la aparición  de grandes creadores, músicos, compositores, directores, el surgimiento de las grandes orquestas con excelentes cantores que marcarían cada uno un estilo, y de poetas que trazarían un nuevo camino en las letras del tango: de gran vuelo literario, con profundidad y romanticismo, sellaron para siempre el  estilo nostálgico, triste y desgarrado con el que sería identificado para siempre.
Es el auge de los grandes salones de baile, y de un protagonismo absoluto en medios tan importantes como la radio y el cine, que fueron responsables fundamentales en el fenómeno de su masificación.
Era la década en la que Buenos Aires no dormía eternizándose en un tango con las grandes orquestas tocando en vivo en los bailes, y estrenando nuevas obras en la voz de sus cantores. Un fenómeno social y cultural difícil de igualar.
Entre lo más destacado, encontramos a las orquestas de Aníbal Troilo, Angel D´Agostino, Juan D ´Arienzo, Miguel Caló, Carlos Di Sarli, entre tantas otras. Los cantores Francisco Fiorentino, Angel Vargas, Hector Mauré, Alberto Podestá. Y los poetas Homero Manzi, Enrique Cadícamo, Cátulo Castillo, Homero Expósito y José María Contursi.
Si bien todos hablan de “la década del ´40” como la época de oro del tango, el período se extiende hasta mediados de la década del ´50.

Música de cine; Historia de las bandas sonoras: Las Grandes Orquestas

Música de cine; Historia de las bandas sonoras: Las Grandes Orquestas: "Recordemos que desde los comienzos del siglo XX, y en especial después de la primera guerra mundial se abre una época donde las grandes orqu..."

jueves, 18 de noviembre de 2010

SUEGRAS..

Identifique a la suya !!
SUEGRA TRANQUILA

Nombre Cientifico: Suegronis pacificus
Una especie bien llevada. Deja a la hija libre para el noviazgo
sin hacer preguntas. Y encima te sirve té con galletas cuando
te conoce. Emigra varias veces por año, dejando la casa libre.

SUEGRA CULEBRA

Nombre Cientifico: Suegronis ponzoñosus
Es un peligro. Su lengua venenosa acaba con las tentativas
de noviazgo de la hija; es el tipo mas comun.
SUEGRA QUERIDA
Nombre Cientifico: Suegronis simpaticcus
Especie amorosa, que adopta a los novios, escucha sus
problemas y los apoya para continuar la relacion. Rara especie en extincion, aquien captura no lo suelta.

SUEGRA ENTROMETIDA
Nombre Cientifico: Suegronis metichis
Se mete cuando tu menos lo esperas y adora elogiar al ex-novio
de tu novia. Vence a su presa con el cansancio. Acostumbra ir a vivir con la cria
cuando esta se casa.

SUEGRA DOBLE CARA

Nombre Cientifico: Suegronis falsitis
Siempre te trata bien, pero en la realidad te esta serruchando el piso. Nunca hace nada
contra ti cerca de la hija para que ella no crea tus reclamos.
Dele regalos o consigale un macho para que ella se vuelva a reproducir.

SUEGRA TRABAJADORA
Nombre Cientifico: Suegronis workaholic
Ella tiene tres empleos, hace hidrogimnasia, adora llevar el trabajo para la casa y
cuando tu apareces te pone a trabajar. Para ella, el novio ideal de su hija tiene
que hacer todo o lo que ella hace y encima tener plata para llevarla al shoping.
Para la hija de ella es lo minimo.

Y por último, la suegra que todos quieren:

SUEGRA IDEAL

Nombre Cientifico: Suegronis difuntus
Está enterrada por lo menos a 7 metros bajo tierra.

miércoles, 17 de noviembre de 2010

LOS AÑOS 40


Moda de los años 40
“LA GUERRA Y LA ALTA COSTURA”
La guerra y la alta costura, dirían más de uno: no tienen nada que ver. No
obstante la resistencia de Francia haya su expresión natural en la moda.
Ya podía la materia prima ser escasa y la legislación severa, las francesas
estaban dispuestas a mantener su reputación de mujeres mejor vestidas del mundo,
incluso durante la segunda guerra mundial. A pesar de todos los conflictos por
los que se pasaba, desarrollaron un estilo extraordinariamente extravagante para
demostrar su independencia. En el resto del mundo las mujeres creían que su
deber era vestirse con modestia y sobriedad, las francesas pusieron sus cartas
sobre la mesa y empezaron a utilizar los labios de rojo oscuro y los vestidos de
colores vivos en azul, blanco y rojo. En comparación con la incomparable
elegancia de los años 30`s la moda se llevo durante la ocupación y pecaba de
falta de espontaneidad. Todo parecía calculado y en realidad lo era; ya que los
pañuelos de seda multicolor se convertían en faldas campesinas o turbantes o
bien se cosían a trajes y pantalones como si fueran remiendos, aunque no tanto
para disimular el desgaste de la ropa, sino por pura coquetería.
Los sombreros y zapatos; crecieron a lo alto; las mujeres intentaban mantener el
equilibrio sobre plataformas y cuñas de madera y corcho, al tiempo que hacían
malabarismo en la cabeza con todo tipo de engendros recargados de cualquier
material; como papel de periódico con velo, flores, terciopelo o plumas, cabe
mencionar que los sombreros fue el único accesorio que no sufrió restricciones
en cuanto al material.
Entre el sombrero exagerado y el calzado macizo, casi no se reparaba en el
cuerpo, ya que la figura era muy delgada y la escasa ropa que lo cubría era de
seda cruda.  Este hecho fue un escándalo ya que durante esta época se llevaba el
rayón y las fibras sintéticas.
Lucien Lelong; era el presidente del sindicato de la cámara de la costura, entre
1936-46, tuvo que hacer gala de sus cortes de persuasión para salvar la
industria de lujo en París, contaba con la ayuda de las francesas ya que
demostraban que podían hacer mucho más que las mujeres de otros países.
Lelong  consiguió salvar también su propia casa de modas, así como también
negociar ciertas garantías para la alta costura, lo que permitió la
supervivencia de muchas otras empresas dedicadas a la alta costura, como Laving,
Fathy Rochas. Las creaciones de Lelong ganaron una gran reputación por su
elegancia y consiguió una gran relevancia durante la guerra al asegurar la
continuidad de la alta costura.
En 1942 las colecciones de primavera se presentaron en Lyon; que era la zona de
libre comercio y estaba abierta a  los suizos, españoles, además de los alemanes e italianos.
Las modistas no disponían de cantidades de telas ilimitadas, así que los
franceses utilizaron tanto material como les fue posible, para que no les
quedara nada a los alemanes.
Los diseñadores tampoco se quedaron cortos en cuanto a mano de obra ya que
cuanto más personal necesite menos gente podía ser movilizada.
Esta es la razón de que la extravagancia reinara en París, mientras el resto delmundo se apretará el cinturón.
En Alemania  las mujeres seguían esperándose un aspecto atractivo y limpio, pero también modesto y virtuoso, eso significaba nada de joyas, ni pieles y sobretodonada de maquillaje.
En Inglaterra el racionamiento se obligó a decretar en 1941 normas dolorosamente
exactos como cantidad de tela por prenda, largo y ancho máximo de faldas, número máximo de pliegues, botones y complementos, etc. Los bolsillos de parche, puñoS de vuelta y las vueltas en los pantalones estaban prohibidos; así como bolsillos de cartera y pinzas todo ello en un intento de ahorrar tela.
La seda era tabú  para la población civil ya que estaba reservada para la
aplicación de paracaídas, por eso se consideraba  una deliciosa frivolidad
hacerse ropa interior con los restos de los paracaídas.
Las restricciones imperantes de EE.UU. no eran tan estrictas como en Gran
Bretaña, pero la gran presión moral sobre las mujeres era igual de fuerte.
Entre 1941 y 1945 la moda no sufrió ningún cambio digno de mención. Los trajes
rectos adquirieron un aire ligeramente más militar, las faldas se acortaron y
los sombreros se hicieron más estrafalarios, de modo que las proporciones
quedaron totalmente deformadas.
Esta imagen desproporcionada tenía cierto atractivo ya que reclamaba atención sobre los cuerpos bien formados y los movimientos elegantes. Fue justamente durante la guerra cuando mucha gente aprendió apreciar  la calidad; se empezaron a valorar los tejidos resistentes y de tacto agradable como el algodón, la lana y el lino; también la confección adquirió de repente una importancia inusitada desde que las mujeres habían empezado hacerse la ropa, sabían diferenciar las prendas de calidad de las malas, ya que prácticamente no había nada que ellas no hubieran usado hacer tales como zapatos de corcho sujetos con tiras, cinturones de pedazos de madera e incluso bolsas de mano hechas de restos de alfombras.
Los pequeños bolsos que se llevaban bajo el brazo fueron desplazados por amplias bolsas colgadas al hombro donde cabía de todo. Las correas permitían llevarlas con toda comodidad.
En los países afectados por la guerra las mujeres aprendieron a sacar el mejor partido de lo que estaba a su alcance.
Las revistas femeninas eran de gran ayuda para ellas. Al terminar la guerra a la población le costó entregarse al cambio de sentimientos triunfales.
El interés por el teatro, el cine y la música surgió con fuerza, la vida social
no se recuperó tan rápidamente como la cultura, todavía reinaba cierta sensación
de vergüenza que prohibía divertirse porque sí.
Las mujeres se dejaban ver con furrós ceñidos de mangas largas y pequeños escotes cuadrados, la falda llegaba hasta los tobillos y estaba prohibido lucir joyas yadornos descabellados cuando mucho permitían pequeños bordados sobre el casto escote.
En aquellos años de la post-guerra incluso los modistos jóvenes se sentían
obligados a ser sensatos y no se atrevían a dar cancha a la extravagancia.
La revolución no empezaría hasta 1947 con Christian Dior, era poco conocido y
que revolucionó la moda europea. Presentó la primera colección de alta costura
con unos diseños que la prensa americana bautizó como el “new look”, se trataba de una moda femenina en todos los aspectos, ostentosa que destacaba las curvas y además elegantísima.
Esta nueva línea se distinguía claramente de la seriedad que caracterizaba tanto la moda de pre-guerra como la de la contienda.
Los rasgos de la nueva femineidad venían determinados por largos que llegaban a la altura de la pantorrilla, faldas anchas, cinturas de avispa con talle
estrecho, cadera acolchada y hombros estrechos y con caída.
El lujo que ostentaba la moda de Dior representaba todo lo nuevo y era la vida distinta que todos anhelaban.
El rasgo más sorprendente de la nueva moda era que la línea había cambiado por completo que comparada con la de los años de guerra esta sugería fragilidad y femineidad. La característica principal de esta nueva moda, era la parte superior muy ceñida  y la cintura destacaba demasiado, mientras las faldas llegaban hasta el suelo o pantorrillas y resultaba muy amplia.
Con esta nueva moda que realzaba las formas femeninas volvían a requerir
rellenos corpiños.
TEXTILES
Para confeccionar los nuevos vestidos se necesitaban grandes cantidades de tela, hecho que encarecía mucho respecto a los años anteriores.
Simultáneamente aparecieron todavía una serie de materiales nuevos y económicos, que también se ajustaban a este nuevo tipo de ropa elegante.
Salieron al mercado distintas fibras sintéticas que poseían el mismo brillo y
las mismas propiedades que la seda y el tafetán, pero resultaban
considerablemente más económicas además que no eran tan delicadas ni requerían de tanto cuidado como los nobles tejidos tradicionales.
Para el vestuario de noche se confeccionaban con las telas más nobles como el
tafetán bordado en oro, pero para los no tan adinerados también existían
variantes en cuanto a textiles y se empleaban fibras sintéticas y estampados en vez de bordados.
MODA PARA LA NOCHE
Recobró importancia y constituyó el campo ideal en el que exteriorizar los
sueños de la moda sobre la femineidad más elegante.
Largos vestidos y escotes profundos que dejaban los hombros al descubierto y
constaban de ballenas en la parte superior.
Así mismo apareció una nueva clase de vestido (cóctel) que resultaba más
elegante que un vestido  de tarde pero menos formal que uno de noche, ya que
nunca llegaba al suelo y además el proceso de producción no era tan costoso.
Los vestidos de cóctel se podían llevar en ocasiones muy diversas y en
determinadas circunstancias, incluso las primeras horas de la noche.
PEINADOS, ACCESORIOS  Y CALZADO
Los flequillos ahuecados en lo alto desaparecieron por completo y dieron paso a
un cabello más corto y ligeramente ondulado.
Los guantes formaron parte del atuendo, al igual que los sombreros y los zapatos combinados con los bolsos. Se llevaban tanto los pequeños y decorosos como los grandes, lisos y llamativos. Los zapatos se conformaban con hormas más estrechos lo que daba  un aspecto suavemente redondeado.
El zapato de noche era muy abierto resultaba muy chic llevar zapatos de flamenco ya que presentaba una apertura para el dedo gordo.
MODA PARA CABALLERO
Inmediatamente después de la guerra la mayoría de los hombres llevaban uniforme viejos que por la precariedad en la que vivían aunque no siempre este era el caso; se transformaron en vestuario civil. Se hacían confeccionar la ropa de los restos de tejidos independientemente de su procedencia.
La combinación pantalón y americana de tejidos distintos pero que combinaron se
convirtieron en la opción con más posibilidades ya que permitía múltiples
variaciones.
A finales de los 40`s se impuso la línea  “V”procedente de EUA, que se
caracterizaba por los hombros anchos y las caderas estrechas, así la moda para caballero recibió un nuevo impulso.
Por las noches se seguían unas normas para vestirse durante el día, el hombre
casi siempre llevaba un terno con botonadura simple o doble en colores oscuros.
Debajo asomaba una camisa blanca y una corbata estrecha y decorosa. Los
americanos conservaban una línea bastante ancha, que se ajustaba al hecho de que los hombres fueron ganando peso a medida que fuera creciendo el bienestar económico, las camisas de nylon requerían menos cuidados que las habituales camisas de algodón.
El sombrero volvió a ser obligatorio y debía combinarse con el traje.
La moda orientada al tiempo libre ofrecía una variante mas ligera del traje; ya que para este tiempo se confeccionaba con tejidos más frescos y a veces con más colorido.
LA MODA COTIDIANA O DE CALLE
La silueta del nuevo look también se reflejaba en la ropa de diario. Los trajes volvían a ser parte fundamental del ropero  de muchas mujeres. La mayoría de las faldas eran estrechos y llegaban a media pierna, las chaquetas eran entalladas y presentaban un pequeño faldón así como una solapa muy marcada pero no muy larga, también presentaban en ocasiones cierres desiguales.
Tenía mucha aceptación las combinaciones de falda y blusa o bien de falda o
conjunto que consistía en un jersey en un corte intemporal y una chaqueta de
punto combinada casi siempre del mismo color. Así mismo los vestidos formaban el
atuendo estándar de invierno se confeccionaba con lana fina de colores oscuros,
mientras para los de verano se fabricaban en algodón, seda y las recién
aparecidas fibras sintéticas o artificiales, pero siempre en colores vivos.
Presentaban la misma silueta que los trajes, la altura hasta media pierna, con
falda ancha y solía ser plisada u ondulada y la parte superior muy ceñida y
moldeaba el busto por lo que se requería de un corpiño fuerte.
Las mangas eran estrechas y largas o llegaban hasta medio brazo, en verano
muchos vestidos no tenían mangas y presentaban escotes profundos, los hombros
solo se podían llevar descubiertos en los vestidos de noche y de cocktail
Para la noche apareció el “baby doll”  que eran pantaloncitos bombachos y mangas abollonadas este solo podía ser usado por las jóvenes.
El traje de baño seguía teniendo unas perneras relativamente largas y además solía presentar una falda corta.
DISEÑADORES IMPORTANTES DE LOS 40`S
PIERRE BALMAIN. Las creaciones de este diseñador se describen como vestidos femeninos que realzan la figura, con un lujo minimizado. Se distinguían por su elegancia, comodidad y belleza de colores.
JACQUES FATH. Sus diseños se distinguían por ser elegantes y sexies e iban dirigidos específicamente a una clientela juvenil con ganas de exhibir un glamour ligeramente provocativo. Los pliegues y la asimetría, así como las líneas quebradas o en zig-zag, realzaban el dinamismo de sus prendas, al igual que los colores y estampados de telas.
CHRISTIAN DIOR. Revolucionó la moda de post guerra de los 40`s . Lanzó en llamado “new look” que se trataba de una moda femenina en todos los aspectos, ostentosa y que destacaba las curvas y que además era elegante.
HUBERT DE GIVENCHY.  Sus diseños se distinguían por ser diferentes a los demás, creó diferentes tipos de moda desde los pantalones pirata hasta elegantísimos trajes de cóctel y sugerentes trajes de noche. Creó la llamada blusa de algodón blanco nombrada “blusa maniquí”; esta con mangas de volantes y bordados.
Los colores luminosos y estampados alegres se convirtieron en el distintivo de
la marca.
JACQUES GRIFFE. Se distinguía por el uso de colores fuertes, así como las telas que permitían realzar el cromatismo, como el moaré o el lame. La técnica delcorte que empleo Vionnet tuvo una influencia manifiesta en las creaciones de Griffe, realizaba el corte al bies (sesgo), trapeaba y anudaba las telas.
CRISTOBAL BALENCIAGA. Se distinguía por tener un estilo elegante, orientado al futuro, a la vez que muy dramático. Creaba formas artísticas en sus diseños, ya que para él era muy importante aplicar un carácter artístico a la moda.

martes, 16 de noviembre de 2010

EL SUPERCLASICO RIVER-BOCA




Boca y River se enfrentarán por 186ª vez en sus vidas cruzadas, por torneos locales. Los dos son hijos de una misma madre: La Boca. Pero no reconocen hermandad alguna desde el nacimiento de la clásica rivalidad que acumula en su historial 97 años de duelos contados desde la era amateur.
La primera vez que estuvieron cara a cara por los puntos fue el 24 de agosto de 1913, en la cancha de RacingRiver ganó 2 a 1 y selló para siempre un odio fraterno. LA NACION fue el único medio que cubrió el partido. En la página 13 de la Sección Sports del 25 de agosto de 1913 comentó: “La iniciación del juego estaba señalada para las 2.30 PM, pero se dio comienzo a las 3.10 por ausencia del referee a actuar en ese partido”.
Más adelante, la crónica advirtió que a los 25 minutos del segundo tiempo los dos equipos se tomaron a golpes de puños y que fue expulsado Amoral (River). La pelea contagió a las tribunas, se pelearon entre las dos barras. La de River que solía parar en la confitería Las Camelias, en Almirante Brown y Pinzón, y la de Boca, en el café París o el Alegría, a la vuelta de sus  hermanastros. Nacía el primero de un histórico enfrentamiento barrial, clásico de clásicos que con los años le fue dando forma al superclásicode reconocimiento mundial. Dieciocho  son los medios extranjeros acreditados para este partido.

PARA LA MUJER MODERNA... Un marido feliz

Folleto de 1953.